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jueves, 21 de mayo de 2015
martes, 19 de mayo de 2015
PENSAMIENTO RENACENTISTA, HUMANISTA Y DE ILUSTRACIÓN.
Taller
Estimados estudiantes, la información para el siguiente taller esta en papelería, deben formar grupos de cuatro y trabajar con toda dedicación. Tienen ocho Días para terminarlo.
Actividades
1. Elaborar un mapa conceptual de la temática.
2.Realizar línea de tiempo que contenga acontecimientos importantes, autores y obras.
3.Realizar un cuadro comparativo de los de los tres movimientos literarios.
4. Investigar las principales características de la Ilustración y su influencia en Europa.
6. Nombrar tres consecuencias, que trajo a la humanidad el periodo de la Ilustración.
Material de Apoyo.
Tres Movimientos Culturales: Humanismo,Renacimiento e
El Humanismo surgió en las ciudades italianas, donde se formó
un importante grupo de hombres de letras que participaron activamente en la
sociedad. Los humanistas eran intelectuales, eruditos de formación
universitaria, que comenzaron a resucitar obras filosóficas, históricas o
literarias de la antigüedad grecorromana.
Sus ideas se vinculaban con las aspiraciones de los
sectores burgueses, que adquirieron mayor poder en la sociedad. Humanistas y
burgueses coincidieron en el intento de crear una cultura laica, diferente de
la medieval tradicional. Buscaron en los pensadores de la Antigüedad, como
Platón y Aristóteles, el punto de apoyo para sus ideas. Pretendieron que el
conocimiento le diera al hombre mayores posibilidades de felicidad y libertad.
El nuevo ideal de vida de los humanistas
básicamente implicaba:
Una afirmación de la presencia del
hombre en el mundo: los humanistas consideraban al
hombre como centro y medida de todas las cosas. Expresaban su orgullo y
simpatía por las realizaciones humanas y tenían gran confianza en el destino de
la humanidad. Consideraban al hombre como un ser libre y superior a otras
criaturas.
Una revalorización de la vida en la tierra: apreciación que señalaba una diferencia con el pensamiento medieval, que consideraba más importante la vida ultraterrena.
Una revalorización de la vida en la tierra: apreciación que señalaba una diferencia con el pensamiento medieval, que consideraba más importante la vida ultraterrena.
El ejercicio de la crítica socio-cultural: atacaron
a las autoridades tradicionales, como la Iglesia en sus poderes terrenales, y a
los rígidos métodos de enseñanza e investigación que no permitían e1 adelanto
de los conocimientos. Proponían la discusión de las teorías, la observación de
los hechos, los procedimientos inductivos (de lo particular a lo general).
Los humanistas lograron un rango social importante,
pero su vida no era fácil. Alcanzaban el nivel profesional después de años de
estudio y muchos esfuerzos. Estudiaban desde niños o muy jóvenes gran cantidad
de horas diarias muchas de ellas a la luz de las velas. Algunos solían
describir su existencia de este modo: “durante el día trabajo para vivir y
durante la noche me visto con mis mejores galas, voy a la biblioteca y me uno
con los pensadores antiguos”.
Los burgueses se transformare” en mecenas y protegieron
a intelectuales y artistas. Eran poderos: económicamente y querían aparecer
también como “piadosos”. Los Médicis de Florencia fueron un ejemplo del mecenazgo ejerció, por la
alta burguesía.
El Renacimiento surge en Italia en los primeros decenios del siglo
XV (1400), y se extiende hasta mediados del siglo XVI (1550). Su primer centro
de desarrollo artístico fue la ciudad de Florencia, reemplazado hacia el siglo
XVI por la ciudad de Roma.
Si bien su origen y crecimiento se producen en
Italia, se difunde y expande por el resto de Europa, e irradia su influencia en
Francia, Alemania y luego en Holanda y España. Este movimiento de renovación
artística surge ante la necesidad de expresar las profundas transformaciones
que se habían operado en la realidad de la época.
El término Renacimiento implica un renacer de las
tradiciones del arte griego y romano. Sus artistas tuvieron como fuente de
inspiración y como guía las expresiones de la antigüedad clásica, pero crearon
nuevos modos de construir, de pintar, de esculpir, y definieron las formas más
típicas del nuevo arte. De la preocupación por el hombre, como centro de todas
las cosas, surge la necesidad de expresar fielmente la vida terrenal. Se
profundiza entonces el estudio de la “naturaleza”, es decir, el mundo del
hombre y del ambiente que lo rodea.
Nuevas técnicas para un arte
nuevo: El hallazgo de nuevas técnicas de expresión, como
la perspectiva y la pintura al óleo, permite al artista expresar la realidad
con mayor precisión.
De todas ellas, la perspectiva es el descubrimiento
que ha caracterizado las formas expresivas del arte renacentista en todas sus
manifestaciones. A partir del uso de la perspectiva fue posible representar en
una superficie plana los objetos con la forma y la disposición con que aparecen
a la vista.
Juntamente con la perspectiva nace la concepción de
“proyecto”; es decir, e! dibujo previo en el papel de lo que más tarde será la
obra terminada. El proyecto a su vez se convierte en la esencia de la obra de
arte, como expresión intelectual del artista.
El artista y su
público
La producción artística del arte de los primeros tiempos del Renacimiento mantiene todavía su carácter artesano, dado que se adecúa al pedido del cliente. El origen de las obras producidas no se debe al impulso creador individual de un artista determinado, sino al requerimiento del cliente.
La producción artística del arte de los primeros tiempos del Renacimiento mantiene todavía su carácter artesano, dado que se adecúa al pedido del cliente. El origen de las obras producidas no se debe al impulso creador individual de un artista determinado, sino al requerimiento del cliente.
Los encargos eran específicos, desde un cuadro para
un altar de una capilla o para un ambiente determinado hasta un retrato de un
miembro de la familia, o una estatua hecha para ser colocada en un lugar
prefijado.
El mercado del arte se caracteriza entonces por la demanda de cierto tipo de obras por encargo.
El mercado del arte se caracteriza entonces por la demanda de cierto tipo de obras por encargo.
Aquellos que fomentan el arte a través de su
protección o mecenazgo provienen de la rica burguesía o de la sociedad de las
cortes principescas. Son el público de los artistas del Renacimiento, en
definitiva, una élite adherida al movimiento humanístico, que reemplaza
progresivamente a la Iglesia como depositaría de las grandes realizaciones
artísticas de la época.
Lentamente comienza a reconocerse la autonomía de
las artes mayores, alejadas de la utilidad práctica de las artesanías
(bordados, orfebrería, mobiliario, mayólicas, etcétera).
Los artistas abandonan entonces su posición de
artesanos pertenecientes a un taller o gremio para transformarse en una clase
de “intelectuales libres”, con un determinado reconocimiento social y
económico. A medida que se afianza esta posición, se liberan del encargo
directo de sus protectores y dan comienzo a obras concebidas por su propia
voluntad o inspiración, como creadores autónomos. En forma paralela a este
cambio de modalidad en la generación de una obra, aparecen las figuras de
expertos, aficionados y coleccionistas de obras de arte.
Con el Renacimiento se origina el concepto de
“genio”, como expresión del ímpetu creador y fuerza espiritual de un individuo;
el arte es elevado a la categoría de ciencia y el artista igualado al
humanista.
CARACTERÍSTICAS
A.- Caracteres generales del Humanismo y del Renacimiento
Las relaciones entre humanismo y Renacimiento se presentan
bajo el aspecto de una polémica: mientras que el humanismo se caracterizará por
el retorno a la sabiduría clásica, en el marco de una preocupación fundamentalmente
de signo filológico y teológico, el Renacimiento lo hará como impulsor del
desarrollo de la ciencia. Así, el Renacimiento, sin renunciar a los temas
básicos del humanismo, le superará, al desligar tales temas de la perspectiva
teológica y enlazarlos con el pensamiento científico
a) Caracteres del humanismo
1. Uno de los rasgos distintivos más conocidos y destacados
del humanismo es su interés por lo "antiguo", por lo clásico, interés
en el que predomina el punto de vista de la investigación filológica. Este
interés provoca el desarrollo de la perspectiva histórica en el acercamiento a
otra cultura, por que se puede afirmar que con el humanismo se consolida la
historicidad como clave del pensamiento europeo.
b) Caracteres del Renacimiento
1. El ideal común de este período viene definido por la
esperanza de un renacer del ser humano a una vida verdaderamente
"humana", mediante el recurso a las artes, las ciencias, la
investigación... poniendo de manifiesto la consideración del ser humano como
ser natural, en oposición a la consideración medieval del ser humano como
ser-para-Dios.2. El retorno a los antiguos significa no sólo la recuperación de su obra, sino fundamentalmente el retorno al principio, a los orígenes de la vida humana, cultural, del ser humano. Volver al principio no significa volver a Dios, sino precisamente al terreno del hombre y del mundo humano. De ahí la valoración del pensamiento filosófico pre-cristiano. El retorno significa, además, una conquista. La vuelta a los orígenes, al principio, conlleva la conquista de la personalidad humana. El que este retorno se efectúa mediante las artes y las ciencias, y no mediante experiencias místicas interiores, por ejemplo, significa una búsqueda de la objetividad. En efecto, sólo la objetividad puede poner en evidencia el status original del hombre frente a la naturaleza, es decir, manifestar su origen y su condición humana.
3. Por lo mismo, el hombre es libre de decidir su conducta, de elegir su destino, lo que supone una exaltación de la libertad individual tanto en el orden teológico como el orden cultural y social.
B.- Principales corrientes filosóficas del Renacimiento
a) Platonismo.
b) Aristotelismo averroista (Padua, un solo entendimiento) y Aristotelismo alejandrino (Alejandro de Afrodisia, muchos entendimientos).
c) Estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
d) Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
e) A ellas hay que sumar la actividad científica representada por Copérnico, Galileo y Kepler, en lo que supondrá la renovación de la concepción del Universo.
b) Aristotelismo averroista (Padua, un solo entendimiento) y Aristotelismo alejandrino (Alejandro de Afrodisia, muchos entendimientos).
c) Estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
d) Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
e) A ellas hay que sumar la actividad científica representada por Copérnico, Galileo y Kepler, en lo que supondrá la renovación de la concepción del Universo.
C.- Características filosóficas
1. Una de las características más notables del Renacimiento
es el antropocentrismo, lo que supone una valoración no sólo de la personalidad
del ser humano, sino también de su individualidad. 2. También el naturalismo irá asociado al desarrollo del Renacimiento. Se destacan los aspectos naturales del hombre versus los aspectos sobrenaturales. Es algo de lo que encuentran los renacentistas que "vuelven" a Aristóteles: la separación del universo y de Dios y la exaltación de la naturaleza; al igual que los que se "vuelven" hacia Platón, buscando una religiosidad natural y la exaltación del hombre y de su libertad (el hombre no es malo, es ignorante, no necesita, pues, la gracia divina para su redención).
3. Bacon, Copérnico, Galileo, Kepler, son figuras centrales en el desarrollo de la ciencia, que supondrá la destrucción de la imagen ptolomeica del mundo, inspirada en el universo cerrado y geocéntrico de las dos esferas; la creciente y progresiva matematización de la naturaleza y el desarrollo del método experimental serán dos de las bazas más significativas de su triunfo.
4. El Renacimiento supone pues el renacer del espíritu de libertad de un ser humano que se quiere inserto en la naturaleza y en la historia.
Siglo de las luces o Ilustración
(siglo XVIII)
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I.- Aspectos
teórico–filosóficos (Siglo XVIII o siglo de las luces)
Sobre las suposiciones y creencias básicas comunes a filósofos
pensadores de este periodo, quizá lo más importante fue una fe constante en el
poder de la razón humana.
La época recibió el impacto intelectual causado por la exposición de la
teoría de la gravitación universal de Isaac Newton. Si la humanidad
podía resolver las leyes del Universo, las propias leyes de Dios, el camino
estaba abierto para descubrir también las leyes que subyacen al conjunto de la
naturaleza y la sociedad.
Se llegó a asumir que mediante un uso juicioso de la razón, un progreso
ilimitado sería posible —progreso en conocimientos, en logros técnicos y sus
consecuencias también en valores morales—.
De acuerdo con la filosofía de Locke, los autores del
siglo XVIII creían que el conocimiento no es innato, sino que procede sólo de
la experiencia y la observación guiadas por la razón. A través de una educación
apropiada, la humanidad podía ser modificada, cambiada su naturaleza para
mejorar.
Se otorgó un gran valor al descubrimiento de la verdad a través de la
observación de la naturaleza, más que mediante el estudio de las fuentes
autorizadas, como Aristóteles y la Biblia. Aunque
veían a la Iglesia —especialmente la Iglesia católica— como la principal fuerza
que había esclavizado la inteligencia humana en el pasado, la mayoría de los
pensadores de la Ilustración no renunció del todo a la religión. Optaron más
por una forma de deísmo, aceptando la existencia de Dios y de la otra vida,
pero rechazando las complejidades de la teología cristiana.
Creían que las aspiraciones humanas no deberían centrarse en la próxima
vida, sino más bien en los medios para mejorar las condiciones de la existencia
terrena. La felicidad mundana, por lo tanto, fue antepuesta a la salvación
religiosa. Nada se atacó con más intensidad y energía que la doctrina de la
Iglesia, con toda su historia, riqueza, poder político y supresión del libre
ejercicio de la razón.
Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una
actitud, un método de pensamiento.
De acuerdo con el filósofo Immanuel Kant, el lema de la
época debía ser “atreverse a conocer”. Surgió un deseo de reexaminar y
cuestionar las ideas y los valores recibidos, de explorar nuevas ideas en
direcciones muy diferentes; de ahí las inconsistencias y contradicciones que a
menudo aparecen en los escritos de los pensadores del siglo XVIII.
Muchos defensores de la Ilustración no fueron filósofos según la
acepción convencional y aceptada de la palabra; fueron vulgarizadores
comprometidos en un esfuerzo por ganar adeptos. Les gustaba referirse a sí
mismos como el “partido de la humanidad”, y en un intento de orientar la
opinión pública a su favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y crearon
gran número de periódicos y diarios.
En España, "las luces" penetraron a comienzos del siglo
XVIII gracias a la obra, prácticamente aislada y solitaria, pero de gran
enjundia del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, el pensador crítico y
divulgador más conocido durante los reinados de los primeros reyes Borbones.
Escribió Teatro crítico universal (1739), en nueve tomos y Cartas eruditas (1750),
en cinco volúmenes más, en los que trató de recoger todo el conocimiento
teórico y práctico de la época.
Kant.
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Francia conoció, más que ningún otro país, un desarrollo sobresaliente
de estas ideas y el mayor número de propagandistas de las mismas. Fue allí
donde el filósofo, político y jurista Charles-Louis de Secondat, barón de
Montesquieu, uno de los primeros representantes del movimiento, empezó a
publicar varias obras satíricas contra las instituciones existentes, así como
su monumental estudio de las instituciones políticas, El espíritu de las leyes
(1748).
Fue en París donde Denis Diderot, autor de numerosos panfletos
filosóficos, emprendió la edición de la Enciclopedia (1751-1772). Esta obra, en
la que colaboraron numerosos autores, fue concebida como un compendio de todos
los conocimientos y a la vez como un arma polémica, al presentar las posiciones
de la Ilustración y atacar a sus oponentes.
Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses
fue Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido
por sus prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que
popularizó la ciencia y la filosofía de su época, y por su voluminosa
correspondencia con escritores y monarcas de toda Europa.
Gozaron de prestigio las obras de Jean Jacques Rousseau, cuyo Contrato
social (1762), el Emilio, o la educación (1762) y Confesiones (1782) tendrían
una profunda influencia en posteriores teorías políticas y educativas y
sirvieron como impulso literario al romanticismo del siglo XIX. La Ilustración
fue también un movimiento cosmopolita y antinacionalista con numerosos representantes
en otros países.
Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare Beccaria en Italia y
Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las colonias británicas mantuvieron un
estrecho contacto con los ilustrados franceses, pero fueron importantes
exponentes del movimiento. La Ilustración penetró tanto en España como en los
dominios españoles de América.
Émile de Châtelet: una gran
matemática en el siglo de las luces.
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Durante el reinado de Carlos III, el “rey ilustrado” por excelencia, las
obras de los escritores franceses se leían en español, generalmente en
traducciones más o menos retocadas, pero también directamente en francés.
Fueron muchos los españoles e hispanoamericanos que viajaban a Francia
por motivos de estudio e instrucción, en las artes y las ciencias y los
dirigentes políticos de la época, conde de Aranda, conde de Campomanes, conde
de Floridablanca, duque de Almodóvar, promovieron y frecuentaron el trato con
los pensadores y filósofos de las nuevas ideas. Las vías de expresión fueron los
periódicos, las universidades y las florecientes Sociedades de Amigos del País.
Durante la primera mitad del siglo XVIII, los líderes de la Ilustración
libraron una ardua lucha contra fuerzas considerables. Muchos fueron
encarcelados por sus escritos, y la mayoría sufrió persecución y penas por
parte de la censura gubernamental, así como descalificaciones y condenas de la
Iglesia.
En muchos aspectos, sin embargo, las últimas décadas del siglo marcaron
un triunfo del movimiento en Europa y en toda América. Hacia 1770, la segunda
generación de ilustrados recibió pensiones del gobierno y asumió la dirección
de academias intelectuales establecidas. El enorme incremento en la publicación
de periódicos y libros aseguró una amplia difusión de sus ideas.
Los experimentos científicos y los escritos filosóficos llegaron a estar
de moda en amplios círculos de la sociedad, incluidos los miembros de la
nobleza y del clero. Algunos monarcas europeos adoptaron también ideas o al
menos el vocabulario de la Ilustración.
Benito Jerónimo Feijoo.
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Voltaire y otros ilustrados quienes gustaban del concepto del
rey-filósofo, difundiendo sus creencias gracias a sus relaciones con la
aristocracia, acogieron complacientes la aparición del llamado despotismo
ilustrado, del que Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, José II
de Austria y Carlos III de España fueron los ejemplos más célebres. Desde una
visión retrospectiva, sin embargo, la mayoría de estos monarcas aparece
manipulando el movimiento, en gran parte con propósitos propagandísticos y
fueron, con mucho, más despóticos que ilustrados.
A finales del siglo XVIII surgieron algunos cambios en el pensamiento de
la Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción
llegaron a ser tan respetables como la razón. En la década de 1770 los
escritores ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y
económicas. De mayor importancia en este aspecto fue la experiencia de la
guerra de la Independencia estadounidense (en las colonias británicas).
A los ojos de los europeos, la Declaración de Independencia y la guerra
revolucionaria anunciaron que, por primera vez, algunas personas iban más allá
de la mera discusión de ideas ilustradas y las estaban aplicando. Es probable
que la guerra alentara los ataques y críticas contra los regímenes europeos
existentes.
Suele decirse que el Siglo de las Luces concluyó con la Revolución
Francesa de 1789, pero no son pocos los que contemplan e interpretan la
inquietud política y social de este periodo como causa desencadenante de la
Revolución. Al incorporar muchas de las ideas de los ilustrados, la Revolución,
en sus etapas más difíciles, entre 1792 y 1794, sirvió para desacreditar estas
ideas a los ojos de muchos europeos contemporáneos.
El enorme impacto que la Revolución Francesa causó en España, tras la
muerte de Luis XVI, así como en los dominios españoles de América, provocó una
violenta persecución de las personas más representativas de las nuevas ideas.
Se estableció una censura total y se cerraron las fronteras, prohibiéndose el
paso de todo tipo de libros y folletos, o su embarque hacia América.
Voltaire.
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Aunque se produjo un repunte de interés modernizado y progresista bajo
el gobierno de Manuel Godoy con la ayuda de Jovellanos, el miedo a la contaminación
revolucionaria favoreció la represión más absoluta, tanto en la metrópoli como
en los dominios de la América española. La existencia de numerosas Sociedades
de Amigos del País en los virreinatos favoreció la implantación y extensión de
la Ilustración en América Latina.
De lo que no cabe duda es que la Ilustración dejó una herencia
perdurable en los siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en el declinar de la
Iglesia y en el crecimiento del secularismo actual. Sirvió como modelo para el
liberalismo político y económico y para la reforma humanitaria a través del
mundo occidental del siglo XIX. Fue el momento decisivo para la creencia en la
posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de una forma moderada, en
el siglo XX.
Las características de la Ilustración pueden resumirse en las
siguientes:
1.- Racionalismo
2.- Búsqueda de la felicidad
3.- Creencia en la bondad natural del hombre
4.- El Optimismo
5.- El Laicismo
El ideal dela Ilustración fue la naturaleza a través de la razón. En
realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas
consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional..
El Ilustrado llegaba al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la
Revelación.
La razón también podía llevarle a Dios creador del orden universal o
bien en no creer en principio Supremo alguno. Por ello, la mayoría de los
ilustrados eran deístas, aunque o sencillamente ateos.
La Ilustración tomó el nombre de Enciclopedia en
Francia y en los países latinos, y el de Aufklärung en las
naciones germánicas.
Carlos III, niño, obra de Jean Ranc, 1724.
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1.- El racionalismo
Sin duda, el vocablo más utilizado en el siglo XVIII en
literatura, filosofía y ciencia, es el de “racional”. Los intelectuales de éste
siglo dieron a su época en nombre de “siglo de las luces”, refiriéndose a las
luces de la lógica, de la inteligencia, que debía iluminarlo todo.
Se da enorme importancia a la razón: el hombre puede comprenderlo todo a
través de su inteligencia; sólo es real lo que puede ser entendido por la
razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.
Este racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, por eso en
este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.
En el campo de la religión, la postura racionalista hizo que apareciese
el deísmo: la mayor parte de los ilustrados son deistas, que afirman la
existencia de un Dios creador y justo, pero consideran que el hombre no puede
entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de ella.
De acuerdo con esto, los deistas rechazan las religiones
reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia religiosa, pues si
todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser permitidas.
2.- Búsqueda de la felicidad
Se considera que la Naturaleza ha creado al hombre para que sea feliz.
Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea
auténtica debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad.
Cuando los ilustrados citan la igualdad, no se refieren a la igualdad
económica, sino a la política y legal: igualdad ante la ley.
3.- Creencia en la bondad natural del hombre
Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza.
Independencia norteamericana. Derrota
de George Cornwallis. Cuadro de John Trumbull (1797).
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4.- El optimismo
El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de
máquina perfecta que lo hace todo bien.; hay motivos, por tanto, para sentirse
optimista. Por otro lado, se considera que la historia supone la
evolución progresiva de la humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso
de los siglos se va perfeccionando continuamente; así llegará el momento en que
se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
5.- El laicismo
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa;
cultura al margen del cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana. Esto
tiene su explicación en cierto rechazo por parte dela Iglesia, de la forma de
vida burguesa.
La burguesía constituye una clase que, desde su aparición, vive del
comercio, del préstamo con interés y del lucro. Todavía en el siglo XVIII nos
encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con interés como usura;
con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y, con sacerdotes que
predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al
comerciante.
Las
virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas; los ilustrados nunca
hablan de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la
palabra filantropía (amor al hombre por el hombre mismo). El carácter no
religioso de la Ilustración se nota también en las lecturas de la época: en el
siglo XVII los libros que más se editaban eran las vidas de santos y las
obras de piedad; en cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de
filosofía, ciencias naturales y apenas libros religiosos.
Jovellanos.
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II.-
Aspectos histórico–sociales
La Ilustración
o el Siglo de las Luces, fue la tendencia de pensamiento y literatura en Europa
y América durante el s. XVIII, previa a la revolución francesa. Los principales
escritores de la época estaban convencidos de que emergían de siglos de
oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el
respeto a la humanidad.
Los
precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes.
Abarcan las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch
Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos
pensadores escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine
Condorcet. No obstante, otra base importante fue la confianza engendrada por
los nuevos descubrimientos en ciencia, y asimismo el espíritu de relativismo
cultural fomentado por la exploración del mundo no conocido.
La
Ilustración fue la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en
su lucha con el absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como la
culminación del racionalismo renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en
Francia, que se va extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII.La
Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden
establecido.
La
Ilustración influyó en la vida de muchas personas. Ocurriendo después de la
Reformación, cambió la manera de pensar. Por lo general, era un desafío usar la
razón y la lógica para explicar las ocurrencias en el mundo. En este periodo,
un nuevo grupo de filosóficos emergió y enseñó el uso de la ciencia para
explicar la vida diaria. Por lo tanto, la percepción de la iglesia, la vida
social, y la política se transformaron.
Antes
dela Ilustración, la mayoría dependía de la iglesia para explicar los fenómenos
del mundo. Pero durante estos tiempos la iglesia era muy intolerante y
determinó las creencias del público. Por eso, el papel tradicional de la
iglesia a la larga fue rechazado por muchas personas de la Ilustración. Estas
personas estaban a favor de la habilidad de expresarse sin tener miedo de
represión o censura.
La
vida social, como la percepción de la iglesia, se convirtió en un objeto que
experimentaría un cambio. A causa de la formación de una nueva actitud social,
un grupo de personas luchó para extender sus creencias. Eran impacientes y
deseaban que la mayoría no fuera ignorante. Por eso, se estableció un programa
para mejorar el nivel de la educación pública. Se publicaron muchos libros que
presentaban la nueva percepción de la vida. Lo importante es que todavía
estudiamos estas obras de los filosóficos más famosos de la Ilustración.
Algunos ejemplos son Voltaire, Denis Diderot, y Pierre Bayle.
Descartes.
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Finalmente,
la política experimentó un cambio también. Con la nueva actitud, los dela
Ilustración trataron de hacer cumplir un sistema más justo y más pacífico. Lo
que muchas personas apoyaron fueron la soberanía popular y la república.
Además, se luchó una economía en que se practicaría la “laissez-faire”, un
concepto del famoso Adam Smith en que el gobierno no interfiere en la economía.
Otro concepto que fue popular fue que cada país era diferente y tenía ciertos
aspectos que los separaban de los otros países aunque todos compartían
conceptos básicos.
Lamentablemente,
unos eventos catastróficos terminaron a la Revolución francesa y la era de
Napoleón. Después de la Ilustración se sucedió un regreso a la religión y una
transformación política a los caudillos de la Revolución Industrial o la
aristocracia de las personas de negocios. Aunque, otra vez, la sociedad
experimentó una transformación, los efectos de la Ilustración habían tomado un
impacto tan duro que siempre nos influiría.
III.-
Ilustración en Francia
La
cuna de la Ilustración se situó en Francia y es allí donde tendrá la mayor
importancia.
La Ilustración
francesa tiene un gran contenido político. Su filosofía política está basada en
el Derecho Natural o derecho que tienen todos los hombres a la vida, la
libertad y la propiedad. La misión del Estado será defender los derechos
del hombre, garantizar su libertad, su seguridad y su propiedad; por tanto el
Estado debe ser representativo y liberal. Los políticos ilustrados se
oponen al absolutismo monárquico y quieren para Francia un régimen que esté
basado en la igualdad y en la libertad.
Los principales teóricos políticos de la Ilustración francesa son:
1.- Montesquieu
Se llamaba Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, y era por lo tanto
monárquico, pero monárquico enamorado del parlamentarismo inglés.
Montesquieu.
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Fue presidente del parlamento de Burdeos, satirizó las viejas ideas y
los defectos sociales y políticos de Francia en su obra “Cartas persas” (1721),
cuya resonancia fue extraordinaria. También tuvo gran difusión
“Consideraciones sobre la grandeza y la decadencia de los romanos” (1734). Pero
la obra triunfal y que abrió profunda brecha en las concepciones
políticas dominantes en Francia, fue “El Espíritu de las Leyes” (1748), hasta
el punto que se toma esta obra y fecha como punto de arranque de la
victoria intelectual de la Ilustración y cifra representativa de una generación
histórica. En su célebre obra preconizó una nueva estructura del Estado, basada
en un equilibrio de poderes.
En ella defiende, que, conservando el rey el poder
ejecutivo, el legislativo recaería en una asamblea representativa del país
(como el parlamento inglés), y el judicial, detentado por magistrados o
parlamentos (en Francia, tribunales), absolutamente independientes en sus
sentencias, del rey y del Parlamento. Así pues, es partidario de que el Estado
quedara dividido y es el difusor de las ideas parlamentarias inglesas y la
fuente donde bebieron las promociones revolucionarias.
La división de poderes que éste preconizaba, pugnaba totalmente con la
organización de la monarquía absoluta francesa. Su obra fue completada
desde otro punto de vista, por Voltaire. Ambos fueron los ídolos de la
generación que consolidó y desarrolló el triunfo del pensamiento ilustrado en
Francia.
2.- Voltaire
Escritor brillante y superficial, entregado a la vida y al placer,
cautivo de la misma facilidad de su pluma, que esgrimió como campeón de la
tolerancia y la libertad espiritual.
Voltaire.
|
Fue a partir de su obra “Le siécle de Louis XIV” (1751), cuando se
convirtió en adalid de la lucha general contra toda autoridad. Muy
influido por el movimiento filosófico inglés, en particular de Locke y los
deistas, Voltaire popularizó sus principios fundamentales valiéndose de
una pluma terriblemente mordaz, cáustica y agresiva. Su lucha se desarrolló
en dos planos distintos: uno público y otro, secreto.
En el primero, además de la obra ya mencionada, figuran “Essai sur les
moeurs et l’esprit des nations (1756), un trabajo hecho a la medida de la
burguesía de que procedía, una filosofía laica de la Historia, y el
“Dictionnaire philosophique”, de un lado el proceso claro de los abusos que
perdieron al Antiguo Régimen y, de otro, la explicación exhaustiva
del argumento del predominio absoluto de la razón sobre cualquier pasión o
entusiasmo personal. En el segundo plano se sitúan unos dos centenares de
folletos, opúsculos y hojas volantes.
En este último aspecto, amparándose en el anonimato, la obra de
Voltaire, fue implacablemente destructora de los grandes principios sociales de
la época, sobre todo de la religión cristiana. Enemigo dela Iglesia, fue
coreado por cuantos enciclopedistas se habían dejado ganar por las corrientes
deístas o naturalistas procedentes de Inglaterra. Cada día más radical en sus
violentas campañas y cada día más leído por un público que gustaba de su fácil
prosa.
3.- Rousseau
Rousseau.
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Es el primer pensador auténticamente democrático de la historia de
Europa.
Su primera obra, publicada en 1749, causó enorme impresión, pues en ella
se atacaba una de las tesis fundamentales que defendían los ilustrados;
los filósofos de la ilustración pensaban que los importantes adelantos
científicos y técnicos que se estaban verificando en aquella época, no sólo
mejoraban al hombre materialmente, sino también moralmente; es decir, que
a medida que se progresaba en la ciencia y en la técnica, el hombre se iba
haciendo cada vez más bueno. Frente a esto, Rouseau señalaba que a civilización,
en lugar de mejorar al hombre, lo que hacía era corromperlo, porque la sociedad
estaba estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería mejorar al
hombre, antes había que mejorar a la sociedad.
La obra más importante de este autor es “El Contrato Social” (1762). En
ésta, el autor dice que los hombres al aparecer sobre la tierra, se hallan en
lo que se llama “Estado de Naturaleza”, que se caracteriza porque todavía no
existe ningún gobierno, no hay leyes, no hay autoridad y no se ha formado aún
ningún tipo de organización social o política; se trata por tanto de un estado
de absoluta libertad, donde cada hombre hace lo que quiere y no tiene que dar a
nadie cuenta de sus actos.
Pero llega el momento en que los hombres se dan cuenta que para defender
mejor su vida, su libertad y su propiedad deben agruparse y elegir a alguien
para que los gobierne. Así aparece el Estado.
El Estado nace, por tanto, de un acuerdo libre entre los hombres que se
han unido para designar al gobernante. Como el gobernante ha sido elegido por
el pueblo, en cualquier momento, cuando el pueblo quiera, puede cambiarlo
por otro. Al mismo tiempo, la misión de los gobernantes es cumplir siempre la
voluntad popular.
La voluntad popular es la voluntad de la mayoría, y esta se averigua a
través de elecciones, en las que votan todos los ciudadanos.
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